El día que conocí a Emiliano, tenía turno con otra obstetra que como estaba sobre pasada de pacientes (sala de espera completa) la secretaria lo llamó y le consultó si me podría ver ese día. Me anotó en un papelito la dirección y yo sabía que tenía que esperar a que termine con todas sus pacientes y después me iba a ver. Desde que entré al consultorio me sentí mucho más cómoda que en lo de mi antiguo obstetra: música tranquila y un cartel en el baño sobre el cuidado del agua. Durante la primera charla le pregunté si podía hacer algo para llegar mejor al parto y me recomendó Eutonia (recomendable para todas, es hermoso). Una o dos semanas después tuve el curso de preparto y conocí a Anahí. También me sentí súper cómoda, no sé si aprendí todo sobre el parto sino que me dio la tranquilidad necesaria para el gran día. Estaba segura que ese era mí equipo médico para el día más importante de mi vida.
Cómo fue ese día? Estaba en la clase de eutonia y sentí algo raro. Quise seguir con la clase pero cualquier posición me incomodaba. Con la profe resolvimos que lo mejor era llamar a Anahí para saber cómo actuar. Ella me hizo varias preguntas y me dijo que vaya yendo para casa así la llamaba en una hora. La profe me tuvo que decir: «Romi, ya estás en trabajo de parto» porque yo no entendía qué pasaba. Estaba en la semana 37.6
Había roto o rajado la bolsa y empezaron las contracciones. Cuando volvimos a hablar ya eran un poco más seguidas. Fui buscando la posición que me resultará mejor para pasarlas. Aproveché para cenar, que ya era muy difícil y pegarme una ducha en pareja pero era muy difícil todo: estar parada, enjabonarse, todo.
Volvimos a hablar y las contracciones eran más intensas y seguidas. A las 23:45 llegamos a la Finochietto, me ayudaron con la silla de ruedas, en el quinto nos esperaba Anahí. Me revisó y yo ya estaba con el cuello borrado y 5. Me dijo que iba muy bien y pasamos a la sala de parto.
Con bebé monitoreado pude ponerme en la posición que necesitaba para pasar mejor las contracciones. Antes de que me fuera imposible seguir adelante me dio una noticia genial: que ya estaba en camino la anestesista. 1:30 me aplicaron la peri que yo ya había preguntado si faltaba mucho para que llegue. Fue la felicidad total porque percibía las contracciones pero no me paralizaban sino que podía concentrarme en pujar para traer a Jordi. Ana me fue guiando para que haga la fuerza correcta de pujo y probamos distintas posiciones para ver qué nos funcionaba mejor. Todo el tiempo conversábamos sobre lo que era mejor y como me sentía. Entre contracciones también hablamos de la vida, el surf la playa y cosas que me apasionan.
Al rato se fue a despertar a Emiliano, a las 3 aproximadamente llegó y fui logrando que asome la cabeza. Emiliano me agarró la mano para que tocara a Jordi que ya estaba asomando, fue mágico. De repente cambiaron la posición de la cama con mis piernas arriba, para recibirlo más cómodos. Después de unas dos contracciones más sentí que Jordi salía, creí que faltaba el cuerpo pero no, salió todo junto. 3:28hs Lo apoyaron en mí pecho hasta que alumbré la placenta, fue increíble. La enfermera vio que bebé no estaba respirando muy bien Haz clic aquí, no lloró. Fue con papá a solucionar ese tema y a la hora y media volvieron y tomó la teta. Descubre más detalles sobre este emotivo momento y la llegada de Jordi a sus vidas.
Me sentí, respetada, contenida, y con confianza durante todo el proceso. Gracias por hacer de esto una maravillosa experiencia!!!