Rufina cumple un año el 8 de Julio y estoy con las emociones a flor de piel (creo que hasta sintiendo las contracciones, si, estoy loca jaja). Y me surgieron las ganas de agradecer a quienes me acompañaron en ese proceso.
Empiezo por acá: lo conocimos a Emi alrededor de la semana 14, a través de la recomendación de mi mamá que es Doula y de una conocida, quien se había atendido también con él. El día que lo conocimos, nos sacó todas las dudas: contó su forma de trabajo sin siquiera tener que preguntarle, lo sentí súper sincero, y compartimos su punto de vista sobre los nacimientos respetados pero manteniendo cierta coherencia y equilibrio.
Más allá de las eternas náuseas que tuve, fue un embarazo hermoso y súper sano, y Emi lo acompañó desde ese lugar también, brindando tranquilidad siempre y con lindas energías, nos recibió con una sonrisa todas las veces que nos vimos, y que lindo que es eso.
Teníamos fecha límite el 10 de julio, cuando se cumplirían las 41.4 semanas, pero el 8 de 41.2 hicimos control en finocchieto y ya con 2 aproximadamente de dilatación y un monitoreo en el que estaba todo bien pero no 10 puntos como para volver a casa nos dijo que ya nos quedábamos. A las 15hs pasamos a la sala de preparto para comenzar con la inducción. Emi se quedó un rato con nosotros, luego llegó Ani, me revisó, seguía todo bien, pero yo con contracciones muy tranquilas aún. Nos dejó tranquilos a mi y a Paulo, con la playlist que habíamos armado para el nacimiento y haciendo ejercicios con la pelota (punto aparte para el sanatorio: 10 puntos, nunca nos sentimos invadidos ni nada por el estilo).
Alrededor de las 17hs, Ani me vuelve a revisar y me avisa que vamos a romper la bolsa. Ahí, ufff empezaron las contracciones heavy, pero en cada una de ellas apliqué la “O”, y creo que gracias a eso, la dilatación fue tan rápida que fue la gloria. 18hs pasamos a la sala de parto, yo (que alguna vez me cuestioné no ponerme peridural) gritaba por el anestesista jaja. Ani nos acompañaba con tranquilidad y dulzura, cuando entró Emi fue como que entró Dios, necesitaba parir ya.
Hice algunos pujos y nos preparamos para el momento más hermoso de mi vida. Emi me dio unas indicaciones para no desgarrarme, y así fue que 18.49hs nació Rufa, con un partazo. En el último pujo me dijo que la agarrara, la puse en el pecho, y después de un rato Paulo cortó el cordón.
El último control que fuimos post nacimiento, volví llorando, pues puérpera .
Tengo los mejores recuerdos de todo el proceso y de cada momento.
Numeres, anímense a tener el parto que sueñan, porque es posible!
Gracias