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Lara Llorente

Llegamos a Emi por recomendación de mi médica especialista en Fertilidad. Fue el tercer obstetra del «casting» que todas solemos hacer.

Según mi marido, yo ya lo había elegido sin conocerlo: la recomendación venía de una persona confiable para mí.

Además, cuando entré a su página, leí su formación (que hubiese sido enfermero y médico de la Sardá, para mí lo era todo). También ayudaron mucho los testimonios de sus pacientes. Vamos a ver a los otros dos le decía a mi marido. Pero creo que ya elegí, le decía yo…
Saqué turno por la página desde la cama, en medio de un reposo absoluto, por tener pérdidas y latido de bebé bajo. También había perdido un embarazo hacía 4 meses y ya tenía 40 años. Me habían medicado con heparina, aspirina, hidroxicloroquina  y otras cosas, e indicado que guardara reposo.
Como el turno era para varias semanas adelante, porque esa agenda es un fuego, decidí llamar y preguntarle a la secre si había posibilidad de ir antes, porque habían calificado mi embarazo de alto riesgo… Nunca un médico me sorprendió tanto como él. El mismo día que hablé con su secretaria, me llamó Emi, sin conocerme, sin ser su paciente para que le contara bien mi situación.

– Ok, tranquila. Vamos a adelantar unos días el turno – me dijo-  pero no para desesperar. Vos seguí de reposo.

– Uds atienden embarazos de riesgo? Le pregunté…

-Sí, si, algo entendemos- me dijo, jajaja! .  En ese momento, y con ese gesto de llamarme, yo ya reconfirmaba mi elección…
Fuimos a la consulta, arrastrando indicaciones varias de hematólogo, de los otros obstetras ya consultados, de ecografistas Y por sobre todo, fuimos con mucho miedo. Charlamos un montón, nos dio su visión de mis tratamientos de fertilidad (este embarazo había sido producto del quinto y último intento, y se dio en medio de una enfermedad terminal de mi mamá. Cuando fui creo que hacía apenas un mes que mi mamá había fallecido… Difícil imaginarse mi cabeza en esos días…). «Quedaste porque tenías que quedar», me dijo. Nos contó su forma de trabajar, su visión sobre el parto respetado, pero en pleno siglo XXI.
Salimos felices y por sobre todo tranquilos. “Ya está, es él” coincidimos los dos. Volví a casa caminando despacio, pero caminando!  Había desaparecido el miedo del reposo absoluto, me comí un terrible sándwich y lloré pero esta vez de alivio por sentirme contenida y bien atendida.
El embarazo fue un 10. Mes a mes, nos siguió dando paz en su consultorio acogedor, su secretaria amorosa… Todo olía bien, había linda música y mucha paz, aunque la sala de espera reventara de gente… Los controles fueron los necesarios para un embarazo: sin abuso de estudios ni medicación.

-Tengo que tomar hierro? -Preguntaba yo… -No, tenés bien los valores. No te voy a sobremedicar.-   Ahí iban cayendo los mitos que una lee…
Llegado el momento, yo tomo las riendas de la medicación, me dijo en la primer consulta. Que estés con heparina no indica que termines en cesárea. Podemos apuntar a un parto vaginal. De antemano nada indica que hoy tengamos que definir una cesárea. Sos una persona SANA.
Las últimas semanas, comenzaron los controles semanales, monitoreos… La bebita estaba perfecta, pero yo… ni media contracción… Cómo lo ves Emi? Y…. Vamos a hacer todo lo posible, me dijo… Va a salir por donde tenga que salir… En el anteúltimo control me desprendió las membranas.… Vamos a ver si con esto la incomodamos y sale, me dijo…
El 08/10, día de mi último control me hice el último monitoreo, almorcé y me fui a la consulta. Todo caminando como el Correcaminos como él me indicó. También hice Yoga hasta el día anterior. E hice el resto de los deberes que él sugiere. Pero nada. Ese día lo esperamos un rato porque había tenido un parto. Eso hablaba tan bien de él… Demorar consultorio por partos? Poco visto en los obstetras hoy en día…
Me volvió a hacer tacto, me tomó la presión 3 veces porque la tenía alta, siendo que soy de presión baja siempre… Qué te pasa? Estás loquita? Me decía, y se reía… Ahí mismo acordamos hablar con Anahí y a la hora y media nos encontramos con ella en Finochietto.
Anahí es una dulzura. Arrancamos con un goteo suavecito y al rato la cosa se puso más intensa… Me rompió la bolsa, dilaté, tuve contracciones fuertes, se inició el trabajo de parto. Pero con cada contracción, a la bebita le bajaban mucho las pulsaciones. Por esto Emi decidió, y nosotros estuvimos totalmente de acuerdo en ir a cesárea…
El momento de la cesárea fue en armonía, contándome todo lo que iba a pasar, Anahí me abrazó fuerte al momento de la anestesia. Emi hacía chistes. Luego de unos 30 minutos en quirófano, nació Alfonsina con 3.220kg y 49cm de puro amor. Apenas salió, pusieron a la beba en mi pecho, la tuve unos minutos. Emi esperó que dejara de pasar la sangre, para indicar el corte del cordón, y recién ahí se la llevaron a los controles. Mientras me cosía, (yo en transe porque como sea, el parto es un momento loquísimo), me indicaba todos los cuidados y deberes que tenía que hacer para tener una buena recuperación. Hacele caso a las enfermeras, me dijo.… Cuando volvieron a traer a Alfonsina, él me indicó cómo ponerla en la teta. Alfon se prendió al toque.

Listo, la beba entendió todo, dijo. Y salimos de quirófano con la bebita ya prendida en la teta.
Hoy a casi 6 meses del parto, en plena cuarentena por el COVID19, pude hacerme el ratito para contarles nuestro camino. Fue de muchos miedos e incertidumbre al principio, hasta que dimos con la sensatez y cordura de Emi. A mí me sirvió mucho leer los testimonios de otras pacientes. Recomiendo a Emi por su calidez, coherencia, profesionalismo, pericia, humor. Es un excelente profesional y persona. También recomiendo Finochietto. No pude tener mejor experiencia. Todo fue perfecto.

No creo que vaya a tener más hijos. Caso contrario, él sería mi obstetra. Gracias Emi por ser tan buen profesional y no por eso, dejar de lado tu calidez humana.
Siempre en nuestros corazones, Lara, Nacho y Alfon.