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Josefina Fatur Depetris

Llegamos a Emiliano en nuestro tercer embarazo, esperábamos a Julieta.
En cuanto lo conocí supe que era él el indicado para acompañarnos en esta etapa; era muy distinto a mis obstetras anteriores; desde la primera consulta me sentí muy cómoda, escuchada, contenida, relajada, “no enferma”, solo embarazada y sana.
El embarazo fue muy bueno auque con contracciones desde la semana 17, avanzó todo con los controles necesarios y siempre con muy buena predisposición de parte de Emi, nunca una amenaza de cesárea ni nada por el estilo. En distintas situaciones mostró su capacidad como profesional y, también, lo excelente que era como persona.
El día en que cumplí 38 semanas, comencé nuevamente con contracciones cada 15-20 minutos; decidí controlarlas durante 2 horas y media. Como se hicieron más seguidas contacté a Emi que estaba de guardia en la Suizo (mis partos anteriores se desencadenaron rápidamente), él me recomendó ir para la clínica. Llegamos una hora más tarde, a las 3:15am y, allí estaban, Emi y Anahí esperándonos. Era una madrugada tranquila, todas las salas de parto libres; Anahí me hizo tacto: 5cm de dilatación, fuimos a la sala de partos a transitar allí lo que faltaba.
En la sala de partos escuchamos música, pude moverme por la habitación a pesar de tener la vía, tomé agua cuando necesité, charlamos mucho; Ani divina, cálida, suave; ideal para ese momento. Dos horas más tarde volvió a revisarme: 7-8 de dilatación; acordamos que iba a llamar al anestesista para que vaya viniendo porque demoraba una hora más o menos en llegar. Cuando intenté incorporarme luego del tacto ¡se rompió la bolsa! Y de ahí en más todo fue súper intenso (intenso y muy doloroso, no vamos a mentir jaja), se dio todo rapidísimo, llegaron las ganas de pujar y fue inevitable, Ani me pedía que no pujara porque estaba parada y no sabíamos a qué altura estaba Julieta, pero yo no podía dejar de hacerlo; entre ella y mi marido me ayudaron a recostarme en la camilla. Entró Emi y me dijo “bueno, ya estamos” y yo le dije “¿¡y el anestesista!?” a lo que él responde “Jose… ya se le ven los pelitos a Julieta…” Ahí me di cuenta que iba a parir sin analgesia, el dolor seguía siendo terrible pero junté coraje y pensé “bueno, ya estamos en el baile”. Recordé que podía pedir el espejo para ver, lo habíamos hablado varias veces en el consultorio; lo pedí y lo pusieron; por momentos cerraba los ojos y Emi me recordaba que mire; en un momento me dijo que le “tocara los pelitos” cuando estaba por salir la cabeza (hermoso hacer eso!! Ya faltaba poco!!) y, una vez que salió la cabeza y los hombros me dijo “Jose, agarrala y sacala vos” ¡ay casi me muero! En seguida la tomé por debajo de los brazos, la saqué y me la puse en el pecho… el poder hacer esto y el verla nacer con el espejo fue lo más maravilloso. Esperaron a que deje de latir el cordón y nos preguntaron si lo cortaba yo o mi marido (yo dije que lo cortara él), mientras Juli seguía encima mío. No sé cuanto tiempo estuvo conmigo pero fue bastante (mucho más que sus hermanas cuando nacieron), quizás unos 15-20 minutos, luego se fue con la neo y mi marido a hacer los controles; volvieron a traerla conmigo bastante rápido. Juli nació a las 5:42am pesando 3,002kg. Luego supe que desde que rompí bolsa hasta que nació, pasaron 18 minutos ¡con razón no llegó el anestesista!
Si bien tuve mucho dolor en las horas siguientes, la recuperación fue rapidísima.
Durante la internación todo estuvo muy bien. Emi pasó a vernos a la habitación, se quedó charlando un rato además de revisarme; nos reíamos juntos de cosas que habían pasado en el parto; también yo lloraba porque estaba con las hormonas alocadas y él me contenía; no tengo más que palabras de agradecimiento. Ani me pareció una divina; es muy dulce, calma; yo creo que otra me hubiera “retado” por pujar parada o quizás me habría hablado mal, pero Ani en todo momento fue suave, dulce y respetó mis tiempos. Todos respetaron mis tiempos, eso para mí fue importantísimo; y, sobre todo, se respetaron los tiempos de Julieta.
Emiliano seguirá siendo mi ginecólogo y definitivamente será el obstetra si tenemos otro hijo; ya se lo recomendé a todas las embarazadas que conozco. Y ojalá Anahí siga con él en ese momento porque la experiencia con ella fue excelente también.