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Dafne Berman

Llegué a Emi por recomendación de una amiga que ya había tenido un parto (vaginal) con él. Recuerdo que cuando la fui a visitar, al día siguiente de parir (esas cosas que hace una cuando todavía no fue madre) ella estaba espléndida. Hasta se agachaba para sacar fotos desde mejores ángulos de su bebé. Ese día dije: «yo quiero estar así el día que me toque a mi».

Entendí que tenía que ver en parte con la naturaleza de cada una, pero también con el cuidado recibido de parte del médico. Así que confié ciegamente en todo lo que Emiliano me decía cada vez que lo iba a visitar y transité un embarazo tranquilo (por suerte). Mi único «problema» fue que mi bebé era demasiado grande para mi cuerpo, así que Emi me fue preparando mentalmente por si tenía que llegar a una cesárea, lo que para mi fue la clave para amigarme con esa idea, que en principio no había considerado. Igualmente él siempre me decía que podíamos intentar todo lo que yo quisiera un parto natural.  Semana 39: ya no podía más, nos reunimos en su consultorio para control y volví a preguntar qué opinaba con respecto al tamaño de mi bebé. Seguía siendo «muy grande para mi», así que le pedí programar una cesárea. Me recomendó hacerla de noche para evitar aglutinamiento de gente y no hablar.  Me dijo que hiciera caso a todo (TODO) lo que me recomendara la enfermera.  Si ella me decía «Ahora hay que caminar», que yo me parase y caminara; aunque creyera que no podía.  Dicho y hecho al día siguiente, y haciendo caso 100%, ya caminaba y me sentía perfecta. Mi recuperación fue súper rápida, clave para poder disfrutar de mi hijo que hoy ya tiene 6 meses. Recomiendo a Emi y a todo su equipo ( Anahí y María José, la mejor ecografista del mundo) Emi, además de ser de excelente médico es una PERSONA con mucha empatía, que da toda la información sin hacerte sentir «tonta» o «exagerada».

Siempre me fui de su consultorio sintiéndome mejor física y mentalmente. Gracias Emi!!!!!