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Antonella Furmento

Llegamos a Emi por una amiga mía:  cuando  ella se enteró de que estaba embarazada me dijo  «tenés que ir con Pucherman, lo vas a amar».   Y si,  así fué: lo amamos desde el día uno.
Llegamos a su consultorio y no había nadie en la sala de espera.  Él decidió suspender todos los turnos porque  esa tarde iba a nacer un bebé (sabemos que nacen cuando quieren ellos); pero se hizo un espacio para nosotros ya que era la primer consulta.
Nos atendió súper bien, nos explicó un montón de cosas y respondió dudas.
El embarazo se desarrollaba bien, y estábamos todos contentos y tranquilos.
Llegando a la semana 34/35 le hago referencia a Emi sobre algunas cosas que observaba y sentía. Me mandó a hacer unos estudios y el resultado era: Colestasis.

De allí en adelante controles estrictos. Finalmente en la semana 36 llego Felipe luego de un control que no era el esperable.

Ana estuvo ahí dándome la mano, sin siquiera conocerme. No había llegado a hacer el curso de preparto. Pero me sostuvo como si fuera mí amiga y me conociera de toda la vida. Yo me aferré a ella como si realmente lo fuera.

Estaba asustada. Todo el equipo hizo de ese momento (que no fué el que habíamos soñado con mí pareja) un momento especial, agradable y contenedor. Había manos que acariciaban, que sostenían; miradas que acompañaban y tranquilizaban.

Finalmente llegó Felipe quien tuvo que ir unas horas a neo. Pero su estado de salud permitió que pudieramos tenerlo unos minutos, besarlo y darle la bienvenida a este mundo loco!
Hace unos días Felipe cumplió un año.   Un año pasó de ese encuentro.

Gracias Emiliano por ser parte del momento más maravilloso de mí vida. Ese día no solo nació Felipe. También nació una nueva versión de mí. Y vos sos parte de esa historia, de esta nueva vida y de esta nueva mujer en la que me convertí.
Te extrañamos y esperamos verte pronto (pero por el momento nos quedamos con uno solo😂)
Anto, Dami y Feli